Una cuestión de género
Una cuestión de género, una película basada en hechos reales es la historia feminista que necesitábamos.
Tuve la oportunidad de ir con mi abuela y su mujer amiga de 80 años y fue una experiencia muy interesante. Antes de hablar del argumento me gustaría comentar lo maravillosa que está Felicity Jones en este papel. Encarna su personaje a la perfección y cuida cada detalle. La cinematografía es preciosa y se hace muy amena.
Ahora hablemos de lo realmente importante: Ruth Bader Ginsburg. Una mujer que luchó y fue clave para la revolución feminista y para la igualdad de género en Estados Unidos.
La película se divide en dos tramos. En la primera parte, muestra cómo es claramente discriminada por ser mujer y estudiar Derecho en 1956. A su marido, quién estudia la misma carrera, le diagnostican un cáncer de testículos, y ella se ve obligada a asistir a las clases de los dos. Consigue ser la primera de su clase y parece que su sueño de ser abogada y representar a aquellos que lo necesitan se va a cumplir pero cuando llega a Nueva York, tiene que oír todo tipo de excusas por las que no va a ser contratada en una gran compañía, a cada una más estúpida e irracional. Mientras su marido se está convirtiendo en un abogado de éxito. Ella, decide abandonar ese sueño que lleva persiguiendo tantos años y ser profesora, algo que no le disgusta pero no es a lo que aspira. Y esto, evidentemente no sólo le pasó a ella, millones de mujeres tuvieron que asumir su papel y renunciar a sus metas.
Entramos en el siguiente fragmento del filme. Después de muchos años, concretamente en 1973, después de que saliera el caso Roe vs. Wade, Ruth decidió junto a su marido apelar al Tribunal Supremo y demostrar la diferencia ante la ley que existía en su momento entre hombres y mujeres. Consiguió ganar la apelación y en 1980, el presidente Jimmy Carter nominó a Ruth a la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Distrito de Columbia.
Sin ella, no sé dónde estaríamos ahora. Fue valiente, fue fuerte y fue luchadora.